Se parte de la ciudad de Oaxaca de Juárez por la carretera federal 131 que conduce a Huajuapan de León. Al llegar a la entrada de la población de Santiago Suchilquitongo, se desvía hacia la izquierda, justo donde se encuentran los arcos que marcan la entrada a esta comunidad. Se recorre 1.200 Kilómetro y justo donde termina la calle y antes de cruzar el puente se toma hacia la derecha, entrando por una calle que tiene pendiente. Se continúa por ese camino sin desviarse por espacio de 1.976 Kilometros hasta llegar al pie del macizo natural donde se asienta el área nuclear de Huijazoo.

Para entrar a la zona se debe recorrer casi dos kilómetros sobre una brecha de terracería. Al llegar al punto donde se planta el macizo natural en que se asienta el área nuclear, se tiene que caminar aproximadamente 150 metros sobre una pendiente para llegar a la zona de montículos y donde se encuentra la tumba 5 de este lugar.

Huijazoo se fundó en la cima y laderas de un conjunto de cerros y lomeríos; estas elevaciones naturales están rodeadas por tierras planas y fértiles, por su ubicación el sitio, jugó un papel relevante ya que desde la cresta se domina el paisaje hacia los cuarto rumbos cardinales y pudo ser centro de primero orden al controlar el ingreso de personas y productos por ser la ruta de comunicación obligada dentro y fuera del valle.

La ocupación de la ciudad es zapoteca y el periodo de mayor esplendor ocurre alrededor del 300 – 800 d. C. Los edificios más importantes se construyeron durante el periodo de auge y el área central cívico - ceremonial lo integran conjuntos arquitectónicos compuestos por basamentos piramidales de forma escalonada y plataformas rectangulares que se agrupan alrededor de espacios abiertos como patios y plazas; además del juego de pelota; no obstante en las sectores próximos se han hallado restos de casas con cimientos de piedra, utensilios y herramientas de uso cotidiano donde habitó la población común. La Tumba 5, se considera hasta ahora como la construcción funeraria más elaborada y majestuosa de la cultura zapoteca por su grado de refinamiento. La entrada de la tumba la enmarcada una fachada de piedra con adorno de un mascarón de yeso con las fauces abiertas de una serpiente de la cual emerge un ave, la antecámara representa un diseño a escala de un patio rodeado por templos pintados, en el interior las paredes están recubiertas con yeso y decorada con murales mostrando personajes en procesión con un marcado simbolismo con signos y fechas calendáricas relacionados con el culto a los ancestros y eventos que narran el ritual y la transición al más allá, del gobernante o quizás sacerdote que ahí se enterró.

De acuerdo a los estudios de la cerámica realizados en el sitio, se le ha establecido una temporalidad para finales del periodo clásico, dentro de la época IIIb-IV de Monte Albán (700-900 d.C.) La filiación étnica del grupo que construyó y habitó este sitio arqueológico aun es una incógnita, si bien en sus intervenciones arqueológicas al excavar la tumba 4, Enrique Méndez refiere acerca del parecido de los diseños con representaciones de origen mixteco al igual que a los fragmentos de cerámica tipo “plumbate”. En el caso de la tumba 5, varios han sido los investigadores que hablan sobre el estilo de los frescos y los relieves, ubicándolos algunos con un estilo Teotihuacano y Maya (Franco 1993). En cuanto a la interpretación que se le ha dado a las pinturas murales de la tumba 5. La tumba contiene en su epigrafía una historia genealógica que se prolonga al menos durante 175 años y traza la sucesión de ocho generaciones. Muchos otros individuos podrían ser miembros colaterales del linaje principal. (Urcid, 1992).

Entrada libre.