Estación número uno, de Paco Reyes, aborda temas y ámbitos diferentes, no sólo para contar dos historias, sino para explorar posibilidades dramáticas con recursos y emociones diversas. En Anónima, por medio del diálogo el autor nos lleva a una reflexión inusitada sobre los recuerdos, los deseos y las relaciones agridulces. Por otra parte, en Ñeyivi Meeni revisita el ámbito rural, los usos y costumbres en las relaciones familiares arraigadas aún en algunos pueblos, como pretexto para entretejer una historia de deseo, pertenencia e identidad, donde el mundo mágico se hace presente y, como en la tragedia clásica, las acciones humanas traen consecuencias que tarde o temprano se deben enfrentar.