En 1979 la que fuera residencia del coleccionista mexicano Nicolás González Jáuregui fue destinada a tareas educativas y culturales mediante un decreto presidencial. Así es como surge el Instituto Cultural Helénico, bajo la dirección de Pablo de Ballester, quien además divulgó el arte dramático a través del Teatro Helénico edificado durante esos años. El inmueble posee asimismo la réplica de una capilla española construida con materiales traídos exprofeso desde la península ibérica. A principios de los años noventa, el Instituto y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes coincidieron en la necesidad de alentar un proyecto integral en apoyo al teatro, en especial el mexicano. De esta forma inició sus actividades el Centro Cultural, integrado por los teatros Helénico, La Gruta, La Capilla y El Claustro. Aunque el arte escénico ocupa la mayor parte de su actividad, ofrece presentaciones de música, danza, libros, conferencias y programas educativos.

1 de enero de 1990