Monumento a la Bandera
Ayuntamiento del estado de Durango
Camino del Amanecer S/N
Cerro de los Remedios
CP 34100, Durango, Durango
Datos generales
-La Explanada. Se trata de una glorieta en forma de semicírculo con un radio de unos 30 metros. En el centro destaca un severo torreón castellano, a la manera de un faro, con una altura de 32 metros.
La glorieta está apoyada sobre los cortes de la roca y el talud de cerro; circundada por una elegante balaustrada de cantera labrada al exterior, con un acabado de sillarejos aparentes que le dan una aspecto de tosco o rústico, mientras que por el interior su talla es lisa.
A lo largo de toda la balaustrada se construyó un asiento de cantera corrido, interrumpido por artísticos apoyos de cada una de las pilastras. Aproximadamente cada diez metros se levanta un artístico arbotante también de cantera, que debió llevar en su parte superior un artístico farol, los que lamentablemente ahora no existen.
-La escalera. La amplísima escalinata de acceso, de 17 metros de desarrollo, perfectamente alineada con la calle 5 de Febrero, tiene un pasamanos que es continuación de la propia balaustrada de la explanada superior. En la parte baja está rematada con un pilar de mayor dimensión que en la parte superior; tiene una esfera de cantera cincelada con el escudo de Durango.
-El torreón. Tiene en su interior una escalera de caracol que permite ascender con seguridad hasta la parte superior de la estructura. Con un diámetro interior de aproximadamente cuatro metros, se desplanta sobre tres amplios escalones que aumentan sensiblemente su base. El torreón está dividido en tres secciones. Las dos primeras, de aproximadamente diez metros de altura cada una, se separan entre sí por un balcón circúndate con su respectiva balaustrada almenada. En la parte más alta se levanta la tercera sección, a la manera de una linternilla, desde donde se desplantaba el asta bandera.
-El alto relieve. Al fondo del monumento, en el talud escarpado del cerro que se rompió para dar cabida al majestuoso monumento, se levanta una pared de roca viva de unos 14 metros de altura. En este lugar el maestro cantero Santiago López esculpió en gruesas placas de cantera en un espacio de cerca de cincuenta metros cuadrados, una gran alegoría alusiva a la bandera nacional que, transportada en el aire, cubre el territorio del estado. Al pie de este monumental relieve, la placa conmemorativa da testimonio de la puesta en servicio de este espacio.
La glorieta está apoyada sobre los cortes de la roca y el talud de cerro; circundada por una elegante balaustrada de cantera labrada al exterior, con un acabado de sillarejos aparentes que le dan una aspecto de tosco o rústico, mientras que por el interior su talla es lisa.
A lo largo de toda la balaustrada se construyó un asiento de cantera corrido, interrumpido por artísticos apoyos de cada una de las pilastras. Aproximadamente cada diez metros se levanta un artístico arbotante también de cantera, que debió llevar en su parte superior un artístico farol, los que lamentablemente ahora no existen.
-La escalera. La amplísima escalinata de acceso, de 17 metros de desarrollo, perfectamente alineada con la calle 5 de Febrero, tiene un pasamanos que es continuación de la propia balaustrada de la explanada superior. En la parte baja está rematada con un pilar de mayor dimensión que en la parte superior; tiene una esfera de cantera cincelada con el escudo de Durango.
-El torreón. Tiene en su interior una escalera de caracol que permite ascender con seguridad hasta la parte superior de la estructura. Con un diámetro interior de aproximadamente cuatro metros, se desplanta sobre tres amplios escalones que aumentan sensiblemente su base. El torreón está dividido en tres secciones. Las dos primeras, de aproximadamente diez metros de altura cada una, se separan entre sí por un balcón circúndate con su respectiva balaustrada almenada. En la parte más alta se levanta la tercera sección, a la manera de una linternilla, desde donde se desplantaba el asta bandera.
-El alto relieve. Al fondo del monumento, en el talud escarpado del cerro que se rompió para dar cabida al majestuoso monumento, se levanta una pared de roca viva de unos 14 metros de altura. En este lugar el maestro cantero Santiago López esculpió en gruesas placas de cantera en un espacio de cerca de cincuenta metros cuadrados, una gran alegoría alusiva a la bandera nacional que, transportada en el aire, cubre el territorio del estado. Al pie de este monumental relieve, la placa conmemorativa da testimonio de la puesta en servicio de este espacio.
Datos históricos
El general Elpidio G. Velázquez fue un auténtico hombre de la Revolución, un militar forjado en la lucha revolucionaria y en los más puros valores cívicos de la patria; un hombre convencido de que para querer a la tierra se deben fomentar las fuerzas que dan identidad; reconocer, honrar y respetar los símbolos comunes que nos dan un sentido de pertenencia.
Con una larga trayectoria militar iniciada desde el estallido del movimiento armado de 1910, el general Velázquez comprendió desde siempre que la educación popular era, sin duda, el factor esencial para el desarrollo de la comunidad.
Su gestión se caracterizó, justo entre otras acciones relevantes, por el impulso que dio a la tarea educativa en todos los caminos. Así, lo mismo promovió la creación del Tecnológico de Durango que el desarrollo de las escuelas rurales, pero, sobre todo, dio un fuerte aliento al fomento cívico y cultural. Promulgó la Ley Conservadora y Protectora de Monumentos y Bellezas Naturales del Estado, aún en vigor, e impulsó la construcción de espacios cívicos en las escuelas y en las ciudades.
A los actos cívicos que acudía señalaba, incluso, que asistía con el doble honor de ser “gobernante y soldado de la Revolución”. De allí se entiende la iniciativa que animara para la construcción de un monumento al lábaro patrio, que, como él mismo destacara, “pretende estimular los sentimientos de veneración hacia el símbolo de nuestra nacionalidad”.
Con una larga trayectoria militar iniciada desde el estallido del movimiento armado de 1910, el general Velázquez comprendió desde siempre que la educación popular era, sin duda, el factor esencial para el desarrollo de la comunidad.
Su gestión se caracterizó, justo entre otras acciones relevantes, por el impulso que dio a la tarea educativa en todos los caminos. Así, lo mismo promovió la creación del Tecnológico de Durango que el desarrollo de las escuelas rurales, pero, sobre todo, dio un fuerte aliento al fomento cívico y cultural. Promulgó la Ley Conservadora y Protectora de Monumentos y Bellezas Naturales del Estado, aún en vigor, e impulsó la construcción de espacios cívicos en las escuelas y en las ciudades.
A los actos cívicos que acudía señalaba, incluso, que asistía con el doble honor de ser “gobernante y soldado de la Revolución”. De allí se entiende la iniciativa que animara para la construcción de un monumento al lábaro patrio, que, como él mismo destacara, “pretende estimular los sentimientos de veneración hacia el símbolo de nuestra nacionalidad”.
Trascendencia
El 24 de febrero de 1944 se inauguró solemnemente el Monumento a la Bandera. El acto fue una auténtica fiesta cívica a la que se dieron cita todas las fuerzas vivas de la población, pero, sobre todo, los jóvenes estudiantes de las escuelas de la localidad.
Las fotografías de la época dan testimonio del impacto de este acto, en el que con fervor cívico y patriotismo acudió la población a la ceremonia solemne de izamiento, presidida por el gobernador Velázquez, autor de la iniciativa y principal promotor de su construcción, quien diría que este lugar: “Será el mejor exponente de los valores espirituales de este pueblo, nutrido en ideales de grandeza y libertad y fecundo con el ejemplo de los héroes y de los próceres que llenan las páginas de su historia...”
Luego señalaría que este lugar “se habrá de recordar a la posteridad, que en este jirón del territorio nacional, un pueblo vive y alienta con fe en los destinos de nuestra raza y con sus ojos puestos en el porvenir y en la grandeza de la Patria”.
Las fotografías de la época dan testimonio del impacto de este acto, en el que con fervor cívico y patriotismo acudió la población a la ceremonia solemne de izamiento, presidida por el gobernador Velázquez, autor de la iniciativa y principal promotor de su construcción, quien diría que este lugar: “Será el mejor exponente de los valores espirituales de este pueblo, nutrido en ideales de grandeza y libertad y fecundo con el ejemplo de los héroes y de los próceres que llenan las páginas de su historia...”
Luego señalaría que este lugar “se habrá de recordar a la posteridad, que en este jirón del territorio nacional, un pueblo vive y alienta con fe en los destinos de nuestra raza y con sus ojos puestos en el porvenir y en la grandeza de la Patria”.
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Fecha de última modificación: 7 de febrero del 2014, 4:55
Información proporcionada por:
Red Nacional de Información Cultural
u-cmr
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