Ambientada en la capital inglesa en 1617, un año después de la muerte de William Shakespeare, esta obra cuenta la persecución en contra de las compañías que intentaban mantener viva la actividad teatral. El rey James I había mandado cerrar los teatros tomando como pretexto la epidemia de peste que asolaba a Londres. La intención de fondo era prohibir la exhibición y publicación de las obras de Shakespeare y Marlow a las que consideraba subversivas.