AM5-GRO-1-3

Técnicas artesanales (artes y oficios tradicionales)

Multiestatal: Guerrero y Oaxaca

Municipio de Xochistlahuaca, que comprende diversas localidades: Cerro verde, Cerro del Chile, Arroyo Gusano, Arroyo Tronco, Arroyo Guacamaya, Arroyo Pájaro, Arroyo Lagarto, La Ciénega, plan de Guadalupe, El Carmen, La Soledad, El Santiago. Así como otras localidades cercanas como Ometepec, Tlacoachistlahuaca, Zacoalpan en el estado de Guerrero. San Pedro Amuzgos y Santa María Ipalapa en Oaxaca.

Un rasgo que distingue a las mujeres amuzgas de los estados de Guerrero y Oaxaca, son sus huipiles o vestidos. Existen varias comunidades, pero sin duda Xochistlahuaca es uno de los lugares más importantes. Cada huipil contiene un acervo de diseños y técnicas antiguas. La técnica de elaboración va desde la siembra del algodón coyuchi hasta su hilado con huso y malacate. Luego es teñido con tintes naturales. Posteriormente se prepara la urdimbre, base del telar, para posteriormente empezar a tejer línea por línea y, a la par, ir brocando los diseños, símbolos antiguos, expresión más profunda de la cultura amuzga. Una vez elaborados los lienzos, se procede a formar el huipil, un, dos y hasta tres lienzos, dependiendo de la portadora. Cada lienzo se une a través de una randa o tejido manual con aguja. Para vender se realizan huipiles cortos o blusas, rebozos, camisas, servilletas, manteles, caminos de mesa, entre otras prendas. Los diseños constan de flores, animales y figuras geométricas, símbolos de su cosmovisión.

El huipil amuzgo es una prenda identitaria y muy importante para la mujer, porque tiene un significado muy especial para ella. Está presente en momentos especiales como el matrimonio y al momento de ser enterradas, así como en las fiestas y ceremonias especiales. El huipil amuzgo, junto con la lengua es un elemento identitario.

Los textiles amuzgos se encuentran en peligro de transformación por la introducción de las telas comerciales: encajes que sustituyen las gasas elaboradas en telar de cintura, los cuales se unan a través de listones de color en lugar de la randa. El brocado está siendo sustituido por el bordado en punto de cruz, el empuntado ya no se practica en los huipiles o blusas, sólo en los rebozos. La población que practica el oficio es básicamente la gente mayor, los jóvenes no están interesados, ya que afirman sentir discriminación por su vestimenta por lo cual ya no la usan y tampoco la practican. La falta de mercado para vender sus productos constituye otro riesgo de desaparición de esta práctica cultural.

Se ha fomentado el uso del huipil y se ha estimulado la producción a través de cursos, encuentros, exposiciones, invitaciones a ferias y entrega de estímulos artesanas de gran trayectoria. Es importante estimular la cosecha de algodón coyuchi y algodón verde, especies sobrevivientes desde la época prehispánica.