¡Vislumbrar la esencia del hombre
sin mirar al hombre!

¿Hasta cuándo sería legítimo seguir dando vueltas en torno de Nietzsche? ¿Porqué Nietzsche, a diferencia de Marx, o de Freud, con quienes con razón o sin ella se les ha comparado, no acaba de pasar de moda? ¿Algún día hablaremos de él como hoy se habla de Marx o de Freud: con nostalgia, con resentimiento, con desdén, a veces con sorna? ¿En qué segmentos o aristas de su pensamiento el tiempo se ha cobrado ya su deuda? ¿Porqué tampoco llega el día de Nietzsche, su mediodía? ¿Se le ha embalsamando convenientemente por obra y gracia de las academias? ¿Ha llegado, a fuerza de leerlo, releerlo y mal leerlo, a ser innocua su filosofía? ¿Se le conoce suficientemente como para poder, sin culpas, sin falsas experctativas, sin neurosis, olvidarse de él?