Nació en la ciudad de Aguascalientes. Poeta, dramaturgo, cuentista y guionista, fundó con el doctor Alfonso Millán el sanatorio Floresta para enfermos mentales. Su vocación literaria pudo más que su vocación por la medicina y en 1940 la abandonó para dedicarse a las letras. Dentro del campo cinematográfico —donde escribió cerca de 100 historias—, el año de 1945 fue clave, pues obtuvo una beca por parte del Indio Fernández para estudiar en Hollywood la especialización en técnicas de adaptación cinematográfica. Cuenta el propio Edmundo Báez que el Indio Fernández nunca le mandó dinero. A su regreso a la capital mexicana se dedicó a escribir argumentos para distintas empresas productoras de cine, como: La diosa arrodillada (Dir. Roberto Gavaldón, 1947), Necesito dinero (Dir. Miguel Zacarías, 1951) y Cri-Cri el grillito cantor (Dir. Tito Davison, 1963). La obra de Edmundo Báez es muy amplia, tan sólo entre adaptaciones cinematográficas y argumentos se tiene una cifra que supera el número setenta. Su trabajo como guionista le valió premios tanto nacionales como internacionales.