El poema es un trayecto ritual que nos fragmenta y reconstruye en la experiencia íntima del viaje. Esto se sabe al andar por los poemas de Ansiado norte. Fiel a la más pulcra de las tradiciones, Dalí Corona, no puede trazar estos versos sino desde sí mismo; del que es después de reinventarse en dicho viaje. Este que es, que ha sido y ha de ser –como él mismo lo atestigua– no será el mismo ya, igual que usted, lector, después de esta lectura. Los poemas aquí, dibujan una cartografía personal, un norte al que se ansía llegar, como al amor o a la vida se que va. Con un oficio que ya vislumbra el arribo a su mejores épocas, el poeta nos regala en este libro una también historia fundacional del amor y sus honduras. Por ello, cuando uno está frente a los poemas de este libro, se halla descubierto, resuelto, tocado por la voz –madura voz– que dice estas palabras ciertas sobre lo que el corazón de todos alguna vez al menos quiso decir. Y a todo lo anterior habría que sumar una cualidad que aprecio y aplaudo de este autor y su trabajo: la claridad del oasis que mitiga la sed cuando por el inmenso desierto se transita. Usted, lector, tiene frente a sí la posibilidad de leer un buen libro de poesía, con la transparencia de quien camina por ese lugar que les es familiar. Entre, ande estos versos y vuelva. Al término de su lectura, será un nuevo ser, reconstruido; eso, en estos tiempos, es decir bastante sobre un libro. Julio César Toledo